España fue uno de los 30 países firmantes en 2008 de la Convención de Oslo, en la que se comprometió a no emplear, desarrollar, adquirir, almacenar, conservar o transferir a nadie, "bajo ninguna circunstancia", bombas de racimo. Antes, sin embargo, fue uno de tantos en tener y producir este tipo de munición. Las que ahora usa Gadafi en Misrata contra los rebeldes fueron fabricadas en España en 2007.
La muy reciente Convención de Oslo debería cumplirla, pero ha transcurrido muy poco tiempo para saberlo. De otras convenciones más lejanas en el tiempo que ha firmado España, en concreto, Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sobre reducción del CO2 (Cumbre de Kioto), está totalmente incumplida por España. Bien, lo que se afirma aquí es que las bombas de racimo de Gadafi son españolas, al margen de tantos convenios que se hacen; y ¡así es! ¿Cambia algo? Pues no. Es decir, ¿es menos cruel que Israel se haya servido de ellas en 2007 y en 2008 no o que no se sabe? Pues no, ¡es la misma crueldad!
Una convención -una reunión- no exime a nadie de lo que ya de grave ha hecho, sino es un acuerdo, un dar la palabra o un compromiso por actuar de una determinada manera; eso es (y "las palabritas se las lleva el viento).
Otra cosa muy distinta es una organización internacional o mundial, en donde ya los países, si no cumplen ciertas medidas, son sancionados. De ahí el éxito de las convenciones de la ONU, por ejemplo.
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España fue uno de los 30 países firmantes en 2008 de la Convención de Oslo, en la que se comprometió a no emplear, desarrollar, adquirir, almacenar, conservar o transferir a nadie, "bajo ninguna circunstancia", bombas de racimo. Antes, sin embargo, fue uno de tantos en tener y producir este tipo de munición. Las que ahora usa Gadafi en Misrata contra los rebeldes fueron fabricadas en España en 2007.
La muy reciente Convención de Oslo debería cumplirla, pero ha transcurrido muy poco tiempo para saberlo. De otras convenciones más lejanas en el tiempo que ha firmado España, en concreto, Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sobre reducción del CO2 (Cumbre de Kioto), está totalmente incumplida por España. Bien, lo que se afirma aquí es que las bombas de racimo de Gadafi son españolas, al margen de tantos convenios que se hacen; y ¡así es! ¿Cambia algo? Pues no.
Es decir, ¿es menos cruel que Israel se haya servido de ellas en 2007 y en 2008 no o que no se sabe?
Pues no, ¡es la misma crueldad!
Una convención -una reunión- no exime a nadie de lo que ya de grave ha hecho, sino es un acuerdo, un dar la palabra o un compromiso por actuar de una determinada manera; eso es (y "las palabritas se las lleva el viento).
Otra cosa muy distinta es una organización internacional o mundial, en donde ya los países, si no cumplen ciertas medidas, son sancionados. De ahí el éxito de las convenciones de la ONU, por ejemplo.
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